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19 de Mayo: Día Mundial de la Medicina de Familia.





María llega a la consulta un poquito antes. Sentada en la sala de espera, observa el cartel de la puerta, con el nombre de su doctor, y se pregunta si estará hoy en la consulta.


Cuando comenzó con esta bronquitis hace ya cuatro semanas sí la atendió él. El día que ella se despertó tan malita, con toses y unos mocos horribles que no le dejaban respirar, su marido Manolo no dudó en llamar al centro de salud, pues sabía que aunque tuvieran que esperar, al acabar la consulta se pasaría, ya que los antecedentes de María y sabe que no es la primera vez que un cuadro similar acaba obligándola a ingresar.

Su doctor revisó su historia clínica y le pautó una medicación cuyo nombre ya se le ha olvidado, que le ayudó a respirar un poquito mejor, y le citó en consulta para una revisión a la semana siguiente.


Parecía que todo iba bien, hasta que cuatro días más tarde María tuvo fiebre. Quiso acercarse al centro de salud, pero le entraban tiritonas cada vez que salía de la cama y no se sentía con fuerzas, por lo que Manolo llamó de nuevo al centro de salud. Ese día el doctor estaba en un congreso, le explicó a María la doctora que entró por la puerta, al ver su cara de asombro. Ella pasaba ese día dos consultas y se había escapado un momento al recibir el aviso, pero tenía que volver pronto al centro de salud para proseguir la jornada. Gracias a que María sigue siendo muy ordenada a pesar de su falta de memoria cada vez más acusada, pudo enseñarle a esta doctora todos sus informes de alta hospitalarios en los que explicaba cómo sus pulmones se iban secando poco a poco, puesto que con tanto paciente por ver no le había dado tiempo a consultar la historia clínica electrónica. Tras un cambio de tratamiento, la doctora, muy amable pero con mucha prisa, le remitió a revisión en consulta la semana siguiente. Pero se olvidó de rellenar correctamente la receta. Las prisas son malas compañeras.


Cuando Manolo fue a la farmacia esa tarde, la farmacéutica muy pacientemente le explicó que no estaba puestos los gramos de la medicación recetada, por lo que podía haber errores de dosis. Manolo decidió esperar a la mañana siguiente y acercarse a primera hora al centro de salud para ver si el doctor podía terminar de rellenar la receta, y de paso contarle que María ya se encontraba mejor tras la medicación que le dio la doctora. Menos mal que les dejó algún comprimido suelto para que fuera empezando. Manolo se preparó para abordar a su doctor cuando subiera del párking, con confianza y respeto puesto que sabía que él siempre escucha pacientemente el motivo de acudir allí tan temprano y sin cita. Pero cuál sería su sorpresa al ver que llegó a la consulta otro doctor. Además, le sonaba que también trabajaba en este centro, pero en otra consulta. Creyendo que se había equivocado de planta, le preguntó por su médico, a lo que éste le explicó que le había surgido una reunión importante en dirección y que no llegaría hasta las 11. Aun así fue muy solícito y ayudó a Manolo con la prescripción, pero se fue con la sensación agridulce de que le preguntara por María sin poder ponerle cara, siendo sólo un nombre en un papel.


Ahora María ya se encuentra algo recuperada, sale a la calle aunque persiste una fatiguilla que le ha obligado a coger el ascensor para subir a la consulta. ¡Ella que se jactaba de ir siempre a pie! Vuelve con la excusa de renovar la receta electrónica, pero el verdadero motivo de consulta es contarle al doctor que a pesar de haber mejorado algo, no se encuentra del todo bien, en parte por la fatiga, en parte por la preocupación que se acrecenta por ese miedo a acabar ingresada de nuevo. ¿Y si hay un doctor nuevo? ¿Y si encima el doctor se piensa que es una pesada?¿Se sabrá la historia o habrá que volver a empezar desde el principio? ¿Le habrá dado tiempo a leer algo sobre ella antes de llamarla? ¿Le dirá que es una exagerada y que no tiene nada? ¿O la mandará al hospital a ingresar?  Y se pregunta más que nunca quién se esconderá tras esa puerta hoy. 


Aunque esta situación pueda parecer algo irreal, se da en muchos centros de salud de cualquier parte de España. Los médicos atienden grandes cupos poblacionales con poco tiempo para cada paciente, sin posibilidad de ser sustituidos en muchas ocasiones, teniendo que cerrar agendas o partirlas para que un profesional lleve los pacientes de dos médicos a la vez, lo que disminuye la calidad de la asistencia recibida.


En los periódicos podemos leer con asiduidad que la sanidad española está considerada entre las mejores del mundo, pero sin embargo el recambio generacional todavía no ha llegado a la atención primaria, se han jubilado muchos profesionales sin que su puesto sea ocupado por otro profesional, sino que se han distribuido a los pacientes entre otros cupos, se han ampliado consultas en los centros de salud a un ritmo mucho menor que el crecimiento poblacional…


La media de médicos de familia por cada 10.000 habitantes en Europa es de 9.7. Sin embargo, en España, solo contamos con 7,6 médicos de familia por cada 10.000 habitantes. ¿Hay diferencias, verdad? No sirve de nada estar bien formados si no podemos llevar a cabo nuestra actividad profesional garantizando a nuestros pacientes la atención que se merecen. Es por ello que aunque Aragón sea de las comunidades autónomas que salen mejor paradas, (con 8,8 médicos por cada 10.000 habitantes), creemos que es necesario aumentar el número de profesionales hasta la media europea. 

 


Por ello, queremos haceros llegar la campaña que ha iniciado la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria “#1MFmás: Un médico de familia más por cada 10.000 ciudadanos para garantizar la calidad de la atención sanitaria”, en la cual se reclama a las administraciones un aumento del número de facultativos de atención primaria  para lograr una buena atención, que englobe no solo un abordaje biológico de los síntomas, sino también centrada en los psicosocial, que se base en la confianza, que integre todas las esferas del paciente en la visita. En resumen: una atención de la calidad que los pacientes merecen. 


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